Anayet y Vértice de Anayet desde Formigal

Pico Anayet y Vértice de Anayet

Una de esas montañas a la que no me ha importado volver es al Anayet (2574 m). Es una ascensión imprescindible en el haber de cualquier montañero que acostumbre a ir al Pirineo, por eso, no me importó acompañar a Bego en su primera vez y a Jose, que más tarde se apuntó a la idea de subir esta pirámide de roca increíble. De paso, yo quería añadir un pico más a la excursión que me faltó en la ascensión que hice hace años, el Vértice de Anayet (2559 m), justo al lado del precioso Anayet.

La crónica de hoy es ascensión al Anayet y Vértice de Anayet desde el aparcamiento del Corral de las mulas en Formigal.

Inicio y datos básicos

Dejamos el vehículo en el aparcamiento del Corral de las mulas justo en la entrada que lleva al aparcamiento de Anayet de las pistas de esquí de Formigal, donde en invierno sí puedes llegar, sin embargo, fuera de la temporada de esquí hay que dejarlo fuera de las instalaciones. Esto supone caminar algo más de 3 km (contando ida y vuelta) por asfalto.

Datos básicos

Distancia: 16,5 km

Desnivel +: 1193 m

Tiempo empleado: 7 h – 8 h

Dificultad: Moderada. Es una ruta amena y sencilla técnicamente excepto si no contamos los pasos claves que le dan nivel, el paso de las cadenas y la chimenea final a la cima al Anayet. El esfuerzo físico por la distancia y el desnivel +, más los tramos de asfalto la hacen algo dura.

Track GPS al Anayet y Vértice de Anayet

Descárgate el track aquí:

Crónica de la ascensión al Anayet y Vértice de Anayet

De nuevo como el día anterior nos hemos levantado a las 5 h para intentar empezar pronto y acabar antes de que empiecen las previsibles tormentas de tarde que se presentan en el mes de agosto en Pirineos, además Jose hoy se vuelve para casa y no quiere llegar tarde.

Durante el camino Jose y yo entramos en una conversación sobre Gore-tex poco productiva pero que ayuda a pasar el viaje, Bego decide inteligentemente no participar y mantenerse despierta y en estado claro de somnolencia, de esta manera también se le hace corto el trayecto.

Empezaremos a caminar pasada las 7 h, dejamos el vehículo justo en la entrada de las pistas de esquí de Formigal para acceder al parquing Anayet, donde lo dejamos se conoce como el aparcamiento del Corral de las mulas.

Nos equipamos y salimos medio dormidos camino a una de las cumbres más bonita que he conocido, tanto que quiero repetirla y estoy segura que a Bego le va a encantar este lugar. De hecho, días posteriores me confiesa que es la montaña más bonita que ha visto, está en el Top de sus montañas y ya sueña con enseñársela a su sobrino Iñaki.

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Ibones de Anayet y Middi d’Ossau al fondo

La primera parte trascurre por la carretera de acceso al aparcamiento de las pistas de esquí, en verano está prohibido para vehículos privados, no obstante, hay un autobús que recorre esta distancia por unos euros (creo que 2 por persona), el inconveniente es que está sujeto a un horario un poco dominguero, y a la hora que vamos todavía el servicio no se ha puesto en marcha.

Nosotros vamos a ir caminando tanto a la ida como a la vuelta por el tramo de asfalto, a la ida ni somos conscientes del “sueño” que llevamos, eso sí, a la vuelta se nos hace bastante pesado. Ida y vuelta suponen un poco más de 3 km, son los únicos que le sobran a la excursión de hoy en mi opinión.

Al salir del aparcamiento Anayet (Formigal), empezamos a pisar monte, seguimos el GR – 11 durante un buen rato paralelo al Barranco de Culibillas, hasta los Ibones de Anayet después nosotros nos desviamos hacía el Collado de Anayet, sin GR pero muy marcado, no hay perdida.

El paisaje es poético, el sendero es idílico, no hay demasiada gente y nos parece un lugar sensacional. Jose nos comenta que él ha subido con nieve hasta los Ibones de Anayet y le pareció una salida preciosa, nosotras tomamos nota porque es una gran opción volver aquí cuando hay nieve.

Este invierno ha sido escaso de precipitaciones y el verano ha sido dramáticamente seco, aun así, aquí se ven los contrastes de colores que tanto me emociona, de momento veo el verde de los prados, después llegará el turno del rojizo de la tierra a media altura y del gris de la roca al final de la ascensión, otra maravilla más del Anayet. Este tricolor, no es lo más habitual en el Pirineo y lo hacen una montaña diferente.

Subiendo el Barranco de Culibillas dejamos un par de cascadas atrás, en pleno verano ya no está en su mejor momento pero nos distraen al pasar.

Al salir de este barranco, y llegar a la zona más plana del día, los Ibones de Anayet tenemos una visión de infarto, por un lado el Ibón de Anayet y justo detrás la montaña perfecta del Anayet, a la izquierda el Vértice de Anayet y hacia la derecha mucho más alejado el reconocible y brutal, Middi d’Ossau. Se haga la foto del ángulo que se haga es de un resultado sublime.

La presentación del Anayet desde los ibones es impresionante, una potente y voluminosa pirámide casi perfecta y la prominencia del pico es otra de las cosas que me entusiasma de esta singular montaña.

Progresamos alegremente los tres, sin penas y con mucha gloria, entusiasmado por la excursión y por los posibles proyectos futuros de viajes y montañas que nos encantarían disfrutar.

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Anayet y Middi d’Ossau al fondo

Ahora, ya tenemos claro por donde tenemos que subir al Collado de Anayet, hemos dejado atrás los Ibones de Anayet y toca subir “fuerte” al collado, lo hacemos por una senda en zig-zag.

En el Collado de Anayet, tomamos primero a la derecha para ir al Anayet después iremos al Vértice de Anayet, que se encuentra a la izquierda. El pico de Anayet es tan atractivo que los meses de verano sube mucha gente, ahora que somos de los primeros hay que aprovechar esta circunstancia.

Subimos primero por una senda marcada, después por un pedregal corto antes de llegar al paso de las famosas cadenas, lo recordaba más corto. Aproximadamente, son 20 m de flanqueo con una cierta exposición. Pasar con las cadenas te da una seguridad que seguramente sin ellas la mayoría de montañeros no asumiríamos el riesgo de atravesar este flanqueo sin asegurar. Personalmente, no me parecen complicadas pero aquí no se puede fallar, te va la vida.

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tramo de cadenas Anayet

Al llegar, un runner (hay unos cuantos subiendo) decide no subir por parecerle impresionante, esto puede condicionar la moral del grupo, sin embargo, como lo había subido con anterioridad sé que no es difícil para nosotros. A Bego, le impresiona “el patio” pero la seguridad de las cadenas le anima a progresar, Jose y yo le animamos aunque sin presión. Al pasarlas, Bego ha visto que era más sencillo de lo que parecía.

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Anayet al fondo y más al fondo Middi

El paso de las cadenas se podría pasar con mayor seguridad si pasas con arnés y bagas de seguridad, pero si eres prudente y estás acostumbrado a los ambientes de alta montaña no tiene mayor dificultad y no son imprescindibles.

Después de superar el paso de las cadenas viene uno que en mi opinión es más peligroso, la chimenea final, arriesgado si llevas gente por encima ya que pueden tirar piedras. Técnicamente, el punto más difícil de la chimenea está casi a la entrada, que hay que trepar 3 metros aproximadamente.

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Vértice Anayet

Después de la chimenea ya solo queda pisar la cima del Anayet, los tres nos sentimos afortunados de estar en este lugar, en este momento y con esta compañía. Las vistas del Middi d’Ossau, Balaitus, Infiernos, Frondellas, Garmo Negro, …y muchos más son lo más, Jose nos va diciendo muchos de los picos que vemos, algunos los identifico y otros con la ayuda de mi amigo. Al lado contrario, pico Aspe que lo hicimos el día anterior.

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Estamos un buen rato en la cima del Anayet embelesados, también aprovechamos para comer y hacer fotos. La vuelta por la chimenea y las cadenas va a ser mucho más ágil. Al salir de las cadenas, ya vemos que hay mucha gente subiendo al Anayet, por suerte salimos de los tramos complicados y más lentos.

Bajamos hasta el Collado de Anayet y ahora toca el Vértice de Anayet, parece imponente y lejano, no obstante, tardamos poco en subirlo y disfrutar desde aquí de la cima y de otra vista del Anayet y el resto de montañas.

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Pico Anayet

También le dedicamos minutos a la cumbre del Vértice de Anayet, la ascensión ha sido sencilla y la bajada también lo será, se amena escuchando a Jose que nos explica su experiencia con el mal de altura en un trekking en Sudamérica, nos emocionamos Bego y yo y hablamos de organizar algún viaje con Trekking y turismo en Bolivia o Perú. Cada vez que voy a la montaña con amigos salen ideas nuevas, algunas afortunadamente se materializan y otras quedaran pendientes pero la ilusión por vivir aventuras nunca decae.

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Bego, Sonia y Jose

Hasta el coche es repetir camino y la vuelta se hace tediosa, especialmente por el tramo asfaltado, sin embargo, estamos entusiasmados de haber conseguido objetivos, otra jornada para enmarcar y no olvidar.

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